1. Cobrar y vivir, o ser una ONG



Cobrar y vivir o ser una ONG. La importancia de nuestro trabajo
El porque  de este blog  asesor es claro, las nuevas generaciones de arquitectos al iniciar su profesión, se quejaan de que no saben lo que supone trabajar en cuanto a costos y gastos, pero además visto el estado de las cosas los arquitectos mayores tampoco saben como replantearse las circunstancias económicas de nuestro trabajo. Es basico conocer lo que  nos cuesta trabajar  para  saber que podemos  cobrar.

Este documento no puede ser más que una guía y una ayuda a una labor personal, con  circunstancias específicas y distintas en cada caso particular realizada por compañeros  arquitectos.

Nuestro trabajo es importante para nosotros, lo vivimos, también sabemos que tenemos un compromiso con la sociedad porque somos garantes en  muchas temas:  generamos la ciudad, somos también garantes de la seguridad  de las personas en muchos aspectos, y somos parte de la Administración porque somos los primeros que frenamos a los clientes frente a actuaciones contra norma.

 Si estuviésemos en el puro lado productivo, el interés sería el beneficio puro y duro. No es así  pero debemos ser conscientes de  porque  y para que  trabajamos. Recordando que  pagamos nuestros gastos de nuestros ingresos, y estos deben equilibrarse en un sentido claro, el de buscar un beneficio.

Pero a veces somos demasiado generosos con nuestro trabajo, no lo valoramos, empezamos a “fabricar” nuestro producto, sin siquiera tener el encargo asegurado, contagiados de la ilusión del cliente y dándole alas. Ningún fabricante de productos de la industria  empezaría a fabricar para alguien sin  contrato o sin  adelanto económico, nosotros sí. 

Una de las partes más importantes del trabajo de arquitecto es el cobrar por nuestro servicio, y además  poder vivir de ello. Para eso debemos saber cuanto nos cuesta nuestro trabajo. 

 Trabajar sin cobrar  es ilógico, salvo que en nuestra idea de ser sacerdotes de la diosa arquitectura nos proclamamos ONG sin ingresos por una causa superior. Ironizamos para llevarlo al absurdo, somos profesionales formados y debemos recibir, o por lo menos aspirar, a una remuneración acorde con nuestra responsabilidad pero, volvemos a recordar  que debemos ser conscientes de ello.

Un tema colateral,  pero no menos importante, en la valoración de nuestro trabajo, es “lo que se regala”, desde un croquis hasta ideas que suponen un ahorro importante para el no-cliente que las toma como suyas, a veces parecemos papa Noel repartiendo alegrías. Pasaremos por encima de nuestra actitud ante los abusos de la Administración  en concursos, juego al que entramos a gusto y conseguimos aportar en solo un a4 un Proyecto básico con perspectivas renderizadas  de un auditorio. El esfuerzo de formación que hemos tenido, la experiencia que hemos podido llegar a tener lo desperdiciamos de una manera inconsciente. 

Somos nosotros los primeros que debemos valorar nuestro trabajo. Recordaremos la importancia de nuestro trabajo ayudándonos de la Ley de Sitter: Las estadísticas europeas señalan (ver Calavera, 1995) que el proyecto es el responsable del 35-45% de los problemas en construcción. A este respecto Sitter (véase Rostman, 1992) ha introducido la llamada “Ley de los Cincos”, postulando que un dólar gastado en fase de diseño y construcción controlada por técnico elimina costes de 5 dólares en mantenimiento preventivo, 25 dólares en labores de reparación y 125 en rehabilitación. Así las cosas pueden salir mal pero somos importantes, y no hemos sido nunca caros.


 FUENTE  IMAGEN  : REVISTA ECOHABITAT



Según un estudio realizado conjuntamente por  el   BBVA  y Ricardo Vergés (arquitecto y Doctor  en ciencias económicas), la repercusión del coste del Arquitecto en una operación de viviendas en 1996 era un 4,1% sobre el  coste y un 3,7% sobre la venta; en 2004 habíamos pasado del ser un 2,9% sobre el coste  y un 2,11% sobre  la venta. Se observa la franca disminución del peso del técnico (no así de los gastos derivados de la profesión como veremos), no hay datos a día de hoy, pero seguro que nuestro peso  ha ido decreciendo aún más. Señalaremos que en el mismo periodo el beneficio del promotor  pasó de un 7% a un 23 %. 


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